viernes, 8 de julio de 2016

Norwegian ya une Bilbao con Barcelona a diario






Vueling ya no es la única opción para viajar en avión a Barcelona. Norwegian ha comenzado a operar la ruta Bilbao-Barcelona hoy, con una frecuencia diaria que ampliará a tres desde el 30 de octubre, con la temporada de invierno.
Desde esta mañana, la compañía noruega 'low cost' ofrecerá catorce vuelos semanales -siete de ida y siete de vuelta- y otros 38 semanales el próximo invierno (19 en cada sentido), con lo que unirá estas ciudades con triple frecuencia de lunes a viernes, y doble frecuencia en sábado y domingo. El billete parte con un precio de salida de 18,10 euros desde el aeropuerto de Loiu y de 24,50 euros desde El Prat.
Ésta es la segunda ruta que Norwegian opera en Bilbao, donde está presente desde el verano de 2013 con una conexión con Oslo que se repite todos los veranos. En los últimos tres años, ha transportado con este servicio un total de 34.124 pasajeros. La ruta a Oslo se retomará el próximo 22 de junio y operará todos los miércoles y sábados hasta el 13 de agosto.
Según Norwegian, con la línea Bilbao-Barcelona se «pone fin a una larga situación de monopolio en la ruta, desde la primavera de 2013». La aerolínea ofrecerá un total de 290.000 plazas en su primer año completo de operaciones de la ruta. A su juicio, si se tiene en cuenta que ésta se ha estabilizado con una oferta de 650.000 plazas anuales, «la irrupción de Norwegian en el mercado entre ambas ciudades conllevará un aumento de más de un 45% en el número de plazas, llegando hasta 940.000».


miércoles, 6 de julio de 2016

rekalde


Inauguración 13 de julio de 2016, miércoles, a las 20:00 h
Visita previa de la mano del artista JOSE IBARROLA a las 19:00 h
(Sin inscripción)

martes, 5 de julio de 2016

Bilbao estrena la grúa más grande




La transformación urbanística de Bilbao en las últimas dos décadas ha demostrado una y otra vez que aquí no se admiten medias tintas. Buena prueba de ello es la última adquisición de una empresa radicada en la villa: la grúa sobre ruedas «más grande del mercado». El grupo Ibarrondo, con sede en Erandio, ha ampliado hace poco su parque de maquinaria con un nuevo vehículo diseñado en Alemania que tiene un coste de cinco millones de euros. «Es una apuesta de futuro que refuerza las posibilidades de participación en grandes proyectos», aseguran desde la compañía.
La nueva grúa ‘Liebherr’ tiene una capacidad de carga de hasta 750 toneladas y alcanza, una vez desplegada, los 160 metros de altura. «Estas propiedades la convierten en una herramienta diferente en un sector de máxima competencia», añadió el responsable de Ibarrondo. Incorpora las «últimas innovaciones y tecnologías» aplicadas a este tipo de vehículo. «Esto la hace más versátil y segura para operar en diferentes sectores como la construcción pública, industrial y eólica, entre otras», apuntó. Opera sobre ruedas «telescópicas» y es la única de semejante calibre capaz de desplazarse a 70 km/h.
Una característica a destacar de la herramienta, que tardó alrededor de una semana en llegar a Bizkaia desde Alemania, es el sistema automático de montaje. Permite el manejo de la grúa en tiempos inferiores a los de modelos más tradicionales. Los plumines –extensiones complementarias que amplían su tamaño– aportan una ventaja competitiva importante a la hora de operar. «Además de ofrecer seguridad en situaciones peligrosas o desventajosas, el vehículo tarda en torno a un día en montarse. Un modelo tradicional de gran tamaño podría tardar unas tres semanas ya que se junta por piezas», aclaró. Al tener características «más especiales» que una grúa convencional, algunos maquinistas recibieron una formación durante un mes. 
Entre los proyectos a corto plazo, el vehículo se encargará del mantenimiento de torres eólicas, así como del montaje de algunos tramos de la Y vasca. «También existe la posibilidad de que participe en los trabajos finales del estadio de San Mamés», informan fuentes de la empresa.

lunes, 4 de julio de 2016

Bilbao acoge todos los fines de semana ‘batallas de gallos’

Dos participantes en la ‘batalla de gallos’ en Bilbao se enfrentan cara a cara a golpe de rap y gestos desafiantes.
Dos participantes en la ‘batalla de gallos’ en Bilbao se enfrentan cara a cara a golpe de rap y gestos desafiantes. (José Mari Martínez)

VIERNES, seis y media de la tarde. En el parque de Doña Casilda, a pesar de la intensa lluvia, crece un gran bullicio en la pérgola. Entre los arcos empiezan a amontonarse docenas de jóvenes. La mezcla es interesante. Latinos, negros, blancos... El abanico de edades también es amplio, confluyen menores de 13 o 14 años con veinteañeros que tienen más cerca la treintena que su primer afeitado. El encuentro no es casual. Han sido citados allí, como cada fin de semana, a través de las redes sociales y de un canal de Youtube. “Pido la paz y la palabra”, decía Blas de Otero. La mitad de esos jóvenes llegan dispuestos a batallar, pero no van a mancillar el ruego del poeta bilbaino. Al contrario. La palabra será su única arma en un combate en el que no habrá un solo puñetazo. Se trata de un evento organizado por los propios jóvenes en su peculiar ring de Doña Casilda. Es una batalla de gallos. Y tampoco habrá gallos, sino raperos improvisando versos para desmontar a su rival. Golpe a golpe, rima a rima. 
No es algo nuevo. Este fenómeno ya se daba a finales de la década pasada en el mismo lugar, pero ha cogido fuerza en los últimos meses, desde que los gestores de un canal de Youtube, HH Euskadi, han cogido la responsabilidad de organizarlo, promoverlo y difundirlo. Esas son las tareas de Kevin Burgos, un joven bilbaino que cada semana anuncia la siguiente quedada a través de Twitter. Normalmente los participantes se inscriben haciendo un simbólico pago de un euro. El ganador del torneo se llevará el bote, pero esta inscripción tiene otra finalidad más práctica. “Hacemos que se inscriban antes para poder organizar las rondas y controlar los tiempos, de modo que no termine ni muy pronto ni muy tarde”, explica Kevin, “siempre hay quienes se apuntan a última hora. No es un problema, pero intentamos poder saber cuántos son para mejorar la organización”. Cada semana los participantes superan la treintena. En esta ocasión, a pesar de la lluvia, los inscritos son 40. Otros treinta chicos y chicas acuden como espectadores. 
El evento tiene el formato de una competición deportiva con rondas eliminatorias según el número de inscritos. En esta edición se empieza con una ronda rápida que sirve de filtro para llegar al número mágico de 32 participantes. A partir de ahí se establece un cuadro, desde los dieciseisavos de final hasta la batalla que decidirá el ganador. 
¿QUÉ ES UNA BATALLA DE GALLOS? Una batalla de gallos consiste en un duelo en el que dos raperos intercambian rimas al son de una base musical con el fin de demostrar cuál de los dos es mejor. Existen diferentes modalidades, pero la fórmula más habitual es alternar un minuto cada uno durante dos turnos. A partir de ahí, entran en juego el ingenio, la capacidad de improvisación y la mala leche de cada uno. 
Oier Echabe tiene 18 años y es de Trapagaran. Empezó a participar en batallas de gallos el pasado verano y ya se defiende de una manera más que digna. “Todo vale, pero no se busca el insulto”, explica, “se busca la respuesta. Si el rival dice que parezco Hitler, yo busco una respuesta con algo de Alemania que siga el hilo. Buscas ser el más original y demostrar que estás improvisando”. Ese es, precisamente, uno de los errores a evitar. Si un participante cae en la tentación de soltar rimas que huelen a precocinado, los rivales aprovechan para acusarle de jeta y recriminar sus versos de libreta. 
Si el boxeador sube al ring sabiendo que su torso y su mandíbula van a recibir una cantidad determinada de golpes, en las batallas de gallos el participante es consciente de que tendrá que encajar ataques despiadados contra cualquier rasgo suyo. Astuto, un chaval que posiblemente no haya cumplido los 14 años, sabe que se mofarán de su aspecto aniñado. Pero él no se arruga. “Lo que pasa, hermano, es que eres mediocre. No es Navidad, Olentzero te mando pa’l monte”, responde en plena refriega. Las batallas son así. No hay tabúes, ni piedad. Hay cera para el flaco, para el obeso, para el feo y para el guaperas. Pero no ofende el que quiere, sino el que puede. Y en Doña Casilda nadie puede ofender porque todos los presentes saben a lo que van. Cuando uno se inscribe con las orejas de soplillo, sabe lo que va a escuchar: “Atento, que te meto el flow: con esas orejas pareces Dani Alves antes de la operación”. Como si de un gol se tratara, cada vez que un participante enlaza una buena rima, el público estalla con gritos y aplausos. “Cuando sueltas alguna rima guapa y a la gente le gusta, sí que te creces un poco, te lo crees más e intentas soltar más rimas buenas”, confiesa Echabe. 
Hace falta mucho valor para exponerse a esa lapidación ante 70 personas en plena calle y, sobre todo, fair play. “Lo que me gusta es que puedes soltar lo que quieras, la mayor burrada que se te pueda ocurrir, pero después de la batalla le das la mano al rival y tan amigos”, apunta Echabe, “le felicitas al adversario por sus rimas buenas. Hay mucha deportividad a pesar de que se vea como algo feo desde fuera”. Este joven de Trapagaran destaca que para ser bueno en las batallas de gallos hay que reunir una serie de cualidades: “Hay que tener capacidad de respuesta y actitud. Tienes que creértelo. No puedes rapear mirando para abajo. También hace falta fluidez para adaptarte bien a la base”. Kevin Burgos confirma la deportividad de los participantes y recuerda que las batallas no consisten en ver quién es capaz de ofender más al rival: “No es solo insultar. Ahora dices un insulto sin más y la gente puede llegar incluso a abuchearte. Se busca más lo inteligente. La gente es cada vez mejor y tú tienes que mejorar para estar a la altura. No es solo meterte con el otro, sino desarticularlo y desmontar lo que te ha dicho dándole la vuelta y contestando con algo inteligente. Luego está el estilo propio de cada uno. Siempre hay alguno que se mosquea, pero es tradición saludarse antes de cada batalla y saludarse también al terminar”. 
CON LLUVIA, BAJO EL PUENTE Los días que la lluvia hace acto de presencia, los organizadores trasladan el torneo a un lugar cercano y resguardado, bajo el puente de Deusto. La escalinata frente a Zubiarte es el lugar perfecto para que público y participantes escuchen en riguroso silencio a los improvisadores que compiten. Tres jóvenes elegidos entre los que más experiencia tienen en estas batallas de improvisación hacen de jueces. “Intentamos cambiar los jueces para que la gente se quede contenta”, aclara Kevin, “si una semana no estás conforme con lo que ha decidido un juez, sabes que a la semana siguiente habrá otro juez y podrás probar suerte. Intentamos que sea lo más objetivo posible, porque no nos interesa que gane nadie en concreto, solo que la gente se vaya contenta”. 
En esta ocasión, tras cuatro horas de competición, el ganador fue Adri RKD, un joven de versos pausados y demoledores y vestimentas de delincuente del Bronx. Pero que los prejuicios no les engañen: estudia Derecho en la Universidad de Deusto, con especialidad en Tecnologías de la Información y la Comunicación. A quien quiera reírse de eso, le espera en el ring de Doña Casilda.