domingo, 11 de septiembre de 2016

Bilbao rescata una de sus pastelerías más emblemáticas








El viejo y nuevo New York se reencontrarán la próxima semana en su histórico emplazamiento de la calle Buenos Aires. La capital vizcaína asistirá, a partir del jueves que viene -está pendiente la fecha concreta de reapertura- al rescate de uno de sus símbolos comerciales. Regresará con una renovada oferta repostera y culinaria, pero preservando la «esencia de toda la vida para mantener su encanto. Por algo fue un emblema de Bilbao durante tanto tiempo», expresan las nuevas gestoras del histórico negocio, Rosa Hortua y Maritxu Zerpa.
La famosa pastelería bajó la persiana la primavera pasada tras ganarse una dulce fama a lo largo de sus 94 años de vida, gracias, especialmente, a sus sabrosos bollos de mantequilla. También endulzó los paladares de miles de vizcaínos y visitantes con sus populares palmeras de chocolate, carolinas, trufas, pasteles de arroz y churros. Sin embargo, no pudo evitar el cierre al perder el paso de los nuevos tiempos con sus últimos inquilinos. Su fiel clientela le fue dando la espalda hasta que, de la noche a la mañana y sin previo aviso, en plena Semana Santa, se despidió para tristeza de los bilbaínos que lo consideraban poco menos que uno de ‘sus’ comercios.


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El New York sigue los pasos del popular bar El Tilo de El Arenal, que reabrió el pasado junio tras permanecer cerrado por espacio de un año. Curiosamente, regresó a la escena hostelera local reconvertido en un coqueto salón de té y provisto de una abundante oferta de pastelitos y horneados. Lo dulce sigue calando en la capital vizcaína.
Hortua y Zerpa confían en sus creaciones. Las que tanto gustaban a los antiguos clientes, que van a mantener, y con las que buscan ganarse la confianza de un público mucho más joven. Apostarán por los bizcochos de zanahoria y calabaza, la pastelería vegana, acorde con los nuevos hábitos de alimentación, batidos especiales, zumos verdes y, en un claro guiño la ciudad que da nombre al local, impulsarán platos famosos del centro de Manhattan. No faltarán, por supuesto, los sandwiches de pastrami y los elaborados con pan de maíz y centeno.
Esta nueva etapa dará un vuelco al negocio tradicional. Recogerá el sentir de una ciudad abierta al turismo, con la apertura todos los días de la semana, incluidos festivos. Los fines de semana acercarán una modalidad imperante en toda las urbes cosmopolitas: los cada vez más socorridos ‘brunchs’. También potenciará la fórmula del ‘take away’ o comida para llevar y la fabricación de pizzas artesanas. Y, por no faltar, los clientes dispondrán también de un servicio de venta de pan. «Comida sana con productos naturales y de temporada», recalcan.
El New York vuelve con una luz «más cálida» y una restauración «integral», ya que se ha procedido a la sustitución de todo el sistema eléctrico y de fontanería. Se han barnizado los suelos. «Es un gran lavado de cara», señalan. Los cambios estéticos, en cambio, se ajustan a las normas propias de un inmueble catalogado de protección artística. «Lo que no se puede tocar, no se toca», advierten. Con el asesoramiento de técnicos de Bellas Artes quedan a buen resguardo las impresionantes cristalerías, los frescos, que han sido objeto de una profunda limpieza, las columnas, las vigas, las rejas de hierro forjado y, por supuesto, las pinturas alegóricas del Descubrimiento. Todo con el propósito de mantener intactas unas paredes decoradas por el pintor Luis Lerchundi con unas originales imágenes de América y Bilbao en un lenguaje cercano a las vanguardias. Llamaron la atención durante décadas y esperan volver a hacerlo a partir de la próxima semana.


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