lunes, 1 de febrero de 2016

Ocho apellidos encartados


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Con Félix Linares en el Klaret Antzokia de Balmaseda.


CON “una lucha contra el silencio” compara su trabajo Diego San José, coautor del guión del mayor éxito de la taquilla en el Estado, Ocho apellidos vascos. Imaginar el entorno adecuado puede ayudar a que las palabras broten en la página en blanco. Y en Enkarterri las opciones sobran. Él mismo lo comprobó durante una breve pero intensa visita que le transportó del mundo casi de fantasía de la Torre Loizaga de Galdames y su museo del motor a las calles de Balmaseda. 
Invitado por la Enkarterri Film Commission a través de la asociación comarcal de turismo y la productora Bitart a un ciclo de conferencias sobre cine que también busca promocionar localizaciones -acaba de crearse la web www.enkarterrifilmcommission.com-, se asomó a la esencia de una comarca variopinta que encaja con lo que le inspira. “Me gustan las historias pequeñas en las zonas rurales en las que aparentemente no ocurre nada, sacarlas de los marcos más previsibles”, valoró. Con sus descripciones dibuja el marco aproximado que después concretan otros profesionales. “Sería egoísta citar un puerto en concreto cuando cualquiera sirve” porque “estaría eliminando el trabajo de buscar escenarios que le corresponde a producción”. De cualquier manera, “el lugar se adapta al guión y no al revés” en las historias que van cambiando en su camino hacia el estreno final a medida que actores y directores dan vida a lo escrito, matizó el irundarra que comparte con Balmaseda la herencia del tren. “Allí todos éramos hijos de ferroviarios”, rememoró. 
En una villa acostumbrada a que cientos de personas se impliquen en la Pasión Viviente y otras representaciones populares no costaría hallar candidatos a lucir en la gran pantalla. “He visto el Vía Crucis cuando lo retransmitía ETB”, comentó, camino de la plaza de San Severino, frente a la explanada del frontón donde se levanta el escenario de la crucifixión y el monumento a la putxera. Las alubias formarían parte del menú de los equipos que rodaran en Enkarterri. 
IMPACTO ¿Qué estela dejaría en la zona una película? El boom de Ocho apellidos vascos, que el periodista Félix Linares equiparó a “una alineación planetaria”, repercutió muy positivamente en Getaria, Zumaia y Leitza. “El rodaje dinamiza hostelería y otros sectores y después podría generar un beneficio en cuanto a las visitas”, analizó Leyre Barreras, de la empresa turística de Karrantza Leykatur. Ella fue testigo directo del escaparate que supuso para el valle la victoria de la cueva de Pozalagua en el concurso de la Guía Repsol que eligió el mejor rincón del año 2013. 
Sus estalactitas que desafían la ley de la gravedad fascinan igual que los más de setenta automóviles clásicos, entre ellos 45 Rolls Royce, que reunió Miguel de la Vía en Galdames. “¡Resulta complicado no verse deslumbrado!”, exclamó Diego San José, que cogió el volante de un Delaunay Belleville de 1907, calcado al que un día perteneció al último zar de Rusia. 
Hasta James Bond se sentiría abrumado en la Torre Loizaga, que indirectamente ha hecho sus pinitos en el séptimo arte. Carteles de El Gran Gatsby El Lobo de Wall Street recuerdan que allí se custodian coches de los mismos modelos que los que rugieron en la ficción. En la comarca esperan que los focos alumbren Enkarterri.

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