jueves, 20 de agosto de 2015

Katz vuelve al Guggenheim tras Koons y Basquiat

ALEX Katz (Nueva York, 1927) le gusta pintar mujeres y paisajes, según él mismo confesó durante su visita al museo en 2012, en la que presentó su serie Smiles (sonrisas), once retratos de gran formato que el Guggenheim Bilbao había adquirido un año antes por 1,7 millones de dólares. En aquella ocasión, el público tuvo la oportunidad de ver sus rostros sonrientes - ha retratado de forma repetida durante cuatro décadas a su esposa, Ada, y algunas de sus amigas, y personajes célebres de la sociedad estadounidense como la actriz Lauren Hutton-.
A partir del 23 octubre, los visitantes del museo podrán conocer también sus paisajes, en una atractiva exposición que muestra las diferentes etapas en las que el artista ha cultivado este género, abarcando desde creaciones de los años ochenta hasta sus últimas pinturas de paisajes monumentales, realizadas en la actualidad. Organizada por el High Museum of Art de Atlanta en colaboración con el Guggenheim Bilbao, Aquí y ahora recoge 35 paisajes de este artista inclasificable, a quien se le ha identificado con el arte pop, el realismo americano e incluso el expresionismo abstracto, pero él se desmarca de cualquier movimiento.
Despreciado por la crítica y tachado de artista superficial durante décadas, el octogenario pintor estadounidense asiste por fin a un reconocimiento unánime. Los museos y los coleccionistas privados se disputan sus obras. La Tate Modern de Londres le dedicó el año pasado una de las salas de su permanente, honor solo destinado a las grandes figuras del siglo pasado.



Katz ha conseguido tener un estilo completamente personal y diferenciado de los artistas de su época. Su obra parece simple, sencilla a primera vista, y, sin embargo, o quizá por eso, cautiva. El artista tampoco trata los paisajes de una forma convencional. Pinta el silencio de la naturaleza, los movimientos de los árboles, de las hojas... “Más que representar imágenes de una manera fiel, a Katz le interesa capturar el instante de la percepción en la pintura. Este momento, que es como un flash explosivo antes de que la imagen se enfoque, es lo que denomina “el tiempo presente”. Por ejemplo, en la pintura 10:30 am, por ejemplo, Katz transforma el instante de la observación de una hilera de abedules animada mediante toques de luz en una experiencia épica y envolvente”, explican desde el museo.
Con un espacio pictórico de poca profundidad y líneas descriptivas, limpias y reduccionistas, este artista busca provocar una conversación sobre la confluencia de la percepción y la conciencia y la relación entre arte y naturaleza.
Muchas de estas pinturas están realizadas en su casa de Maine. “La luz de Maine me gusta mucho, es diferente, muy diferente a la de Nueva York. Desde la primera vez que fui allí decidí que no quería dejar de verla el resto de mi vida”, confesó Katz en una reciente entrevista. Después de asistir a la Skowhegan School of Painting and Sculpture en Maine en 1949, Katz compró un estudio en 1954 y comenzó a pasar sus veranos allí. El efecto en su obra se hizo evidente de forma inmediata. Al mismo tiempo que continuaba realizando paisajes urbanos de Nueva York, también comenzó a pintar el paisaje más tranquilo que veía en Maine. La elegancia de los interiores neoyorquinos, por su parte, dejó paso durante los meses de Maine a las pinturas de las actividades de ocio al aire libre. Y los retratos en primer plano de rostros urbanos fueron sustituidos por “retratos” de árboles a la luz del anochecer y las praderas llenas de flores.
La muestra está comisariada por Michael Rooks, Wieland Family Curator of Modern and Contemporary Art, y Petra Joos del Museo Guggenheim Bilbao permanecerá en el museo hasta el próximo 7 de febrero.

martes, 18 de agosto de 2015

Vídeo presentación / Aurkezpen bideoa - Urdaibai Bird Center

Noche de celebración en Bilbao


Aduriz pone las cosas en su sitio




Los leones consumaron ayer en el Camp Nou la conquista de la Supercopa. Ante un Barça que esta vez no regaló nada, el equipo de Valverde hizo valer la enorme diferencia conseguida el pasado viernes en San Mamés. Los rojiblancos supieron a qué jugaban en todo momento. La expulsión de Piqué, once minutos después de la vuelta del descanso, facilitó la labor aún más a un equipo bilbaíno que perdía para entonces por 1-0. Messi, cómo no, fue el encargado de batir a Iraizoz.
El pichichi del Athletic, el hombre clave de esta final de la Supercopa a doble vuelta, también cumplió con su cometido minutos más tarde. Aduriz, solo tras una dejada de De Marcos, remató contra el cuerpo de Bravo y aprovechó el rechace para certificar la victoria global. La roja postrera a Sola, sustituto del donostiarra, quedó reducida a mera anécdota.
Valverde realizó dos cambios respecto al partido del viernes. Bóveda ejerció esta vez de lateral derecho con De Marcos por delante y Susaeta de interior zurdo y Gurpegi entró en el doble pivote junto a Beñat en sustitución del lesionado San José. El sistema de juego del Athletic permaneció intacto. Los locales, con todo Luis Enrique, esta vez sí, tiró de su bloque titular para buscar la remontada. Bravo, Piqué, Rakitic, Busquets Iniesta aparecieron así en una formación con la novedad añadida de Mathieu por el tocado Adriano.
El Barça, como era de esperar, arrancó con ímpetu. Los azulgrana gozaron pronto de dos buenas ocasiones, pero Bóveda primero y el larguero a remate a bocajarro de Piqué después impidieron el estreno goleador culé. El partido entró a partir de ahí, minuto cinco, en una fase en la que los leones se dedicaron a controlar las cada vez más previsibles embestidas blaugranas. El problema bilbaíno en el primer tiempo tuvo una doble vertiente: su escasa capacidad para conservar la posesión del balón y la inmejorable ocasión desperdiciada por Eraso a falta de ocho minutos para el descanso. Messi, sin embargo, aprovechó la suya cinco minutos más tarde para abrir el marcador y meter de nuevo al Barça en la final.
La segunda mitad arrancó con ocasiones para Susaeta y Aduriz y la expulsión, por protestar, de Piqué. Los azulgrana se quedaban en inferioridad numérica con tres tantos de desventaja y 35 minutos por delante. Pedro, Rakitic y Suárez, así y todo lo intentaron. Valverde retiró al renqueante Etxeita para meter a Elustondo. Luis Enrique, a Sandro y Munir. Todo hasta que Aduriz, a la segunda, batió a Bravo y zanjó la contienda. El Athletic, 31 años después, volvía a celebrar un título.

domingo, 16 de agosto de 2015

Una delegación búlgara visita Bilbao para emular su estrategia en gestión cultural




La ciudad búlgara de Gabrovo ha enviado una delegación a Bilbao para conocer de primera mano la estrategia seguida por la villa en materia de promoción cultural. El interés de Gabrovo en la capital vizcaína responde al hecho de que la localidad busca convertirse en "un centro de diseño y arte contemporáneo", y Bilbao da lecciones de ello. Yonka Agalova, directora de Cultura y Turismo de Gabrovo, conocerá de cerca el funcionamiento de infraestructuras culturales como el Azkuna Zentroa, el Museo Guggenheim, la Fundación Bilbao Arte y el Harrobia Eskena. Participarán también de los recorridos integrantes del Cluster Creativo de Gabrovo.
Durante el encuentro entre Agalova y su homólogo, Joseba Iñaki López de Aguileta, no se descartan acuerdos "para intercambiar artistas". La agenda de trabajo incluirá de igual modo una reunión en BEAZ, centro de empresas e innovación de Bizkaia. La pasada Cumbre de la Cultura fue el escenario de acercamiento entre las dos ciudades.