sábado, 4 de octubre de 2014

El acuerdo del Guggenheim con Nueva York será renovado en breve




La consejera de Cultura del Gobierno Vasco, Cristina Uriarte, informó ayer de que las negociaciones con la Fundación Solomon Guggenheim para renovar el acuerdo de gestión del museo de Bilbao están “en una fase muy avanzada” y será presentado en un patronato del museo bilbaino, que se celebrará en breve. La consejera respondió así al parlamentario popular Carmelo Barrio, que en el pleno de control que ayer celebró la Cámara vasca le preguntó por la marcha de las conversaciones para renovar el acuerdo, que debe firmarse en diciembre. 
Uriarte explicó que no puede facilitar los “pormenores” de la negociación porque “la discreción es necesaria para alcanzar el acuerdo mas favorable para las instituciones vascas”, que actúan como “una sola voz” ante la fundación en la “defensa de los intereses” de Euskadi. 
La consejera subrayó que tanto el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Bizkaia -ambas socias de Gobierno a partes iguales en el museo- como la Fundación Solomon Guggenheim de Nueva York “están trabajando de forma satisfactoria y con total voluntad de prolongar este acuerdo”, que ha tenido “un efecto muy positivo para Euskadi, en materia cultural y económica desde punto vista empresarial y de proyección internacional para Bilbao y para todo Euskadi”. Uriarte aseguró además que en estas negociaciones las instituciones vascas actúan con “respeto” a las recomendaciones de la ponencia del Parlamento sobre el Guggenheim que se aprobó en 2012. 
Por su parte, el parlamentario Carmelo Barrio defendió que para lograr que el museo de Bilbao sea “aún más exitoso” es necesario potenciar la presencia y autonomía de la parte vasca en el Guggenheim, tal y como se recoge en esas recomendaciones.
El convenio que permitió la puesta en marcha del Guggenheim Bilbao vence a finales de año, después de 20 años de vigencia. Sin embargo, tanto las instituciones vascas como los responsables de la Fundación Solomon R. Guggenheim han mostrado su interés de no esperar hasta el 30 de diciembre para rubricarlo. El nuevo acuerdo podría firmarse en un patronato que se podría celebrar en las próximas semanas. 
La gestión del museo se basa en dos convenios, de 1991 y 1994. Este último expira en diciembre de 2014 y en él se recogen los detalles sobre la planificación y la coordinación del museo de Bilbao con el resto de museos de la red Guggenheim -Venecia, Nueva York y Abu Dhabi. 
CONVENIO Las administraciones vascas viajaron en octubre de 2013 a Nueva York para reafirmarse en el apoyo “al proyecto de presente y futuro del Museo Guggenheim Bilbao” y trasladar a sus socios neoyorquinos “el deseo firme de apoyar y prorrogar de mutuo acuerdo y a largo plazo el convenio que une a las instituciones vascas y a la Fundación Solomon R. Guggenheim, y que ha dado resultados excelentes”.
Todas las partes parecen coincidir en que la relación con la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York ha sido fructífera, pero evidentemente, desde que el convenio fue firmado, ha habido cosas que han cambiado. Así lo prevé el propio acuerdo, que contempla ese carácter evolutivo. El nuevo convenio de gestión puede ser prorrogado sucesivamente por períodos de diez años, y las previsiones apuntan a que será renovado durante, al menos, 75 años. Tanto el Gobierno vasco como la Diputación Foral de Bizkaia llevan meses preparando una propuesta conjunta que reúna “el mayor consenso posible” y que más adelante permita acordar adecuaciones puntuales.
El Guggenheim Bilbao se ha convertido en un referente cultural internacional de primer nivel y en un motor económico que ha generado un gasto directo en Euskadi de más de 3.200 millones de euros, 40 veces más del coste de construcción del edificio diseñado por Gehry. Ha contribuido además al mantenimiento de aproximadamente 5.000 empleos al año.
Además, cuenta con un alto nivel de apoyo social, que se traduce en sus 16.000 amigos del museo y en las 120 empresas que son miembros corporativos.

viernes, 3 de octubre de 2014

Una delegación chilena visita Bilbao para conocer su transformación




   Una delegación de 13 representantes del gobierno, sector empresarial y universitario de la región chilena de Biobío está de visita en Bilbao con el fin de conocer de primera mano el proceso de transformación urbano y cultural de la ciudad. La delegación permanecerá en la capital vizcaína hasta el próximo día 3 de octubre. Su estancia forma parte de un plan de viaje que incluye también la visitas a las ciudades de Vitoria, Trento y París.
   Según ha informado el Ayuntamiento de Bilbao, la delegación chilena ha sido recibida esta mañana en el Consistorio por el alcalde, Ibon Areso, quien les ha dado la bienvenida a la ciudad y les ha expuesto la transformación de Bilbao para pasar de ser una ciudad netamente industrial a convertirse una urbe de servicios.
   Areso ha incidido en cómo ha influido el impulso de la política cultural en este cambio, hasta erigirse en un referente internacional en este ámbito.
   El objetivo de esta visita es conocer de primera mano cómo ha influido el impulso de la política cultural en la regeneración de los barrios, así como el impacto de los eventos culturales en la dinamización de la ciudad. Para ello, visitarán los principales espacios e iniciativas culturales de Bilbao.
   En la agenda de la delegación están previstas visitas al Museo Guggenheim, La Alhóndiga, Oficina de Rehabilitación de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala, Zawp Bilbao Metropoli 30 y Bilbao Ekintza, entre otras.
   En cuanto a los representantes de la región de Biobío, provienen principalmente de su capital, Concepción, y se han mostrado especialmente interesados en la apuesta que está realizando Bilbao por la apertura de espacios culturales, la atracción de eventos internacionales y por ampliar las iniciativas y agenda cultural tanto en el centro como en los barrios.
   La ciudad de Concepción, que cuenta con más de 900.000 habitantes, basa su economía en un modelo industrial y actualmente vive una explosión demográfica, cultural e inmobiliaria, que la mantiene como una de las ciudades más importantes de Chile.
   Sus características son muy similares a las que presentaba Bilbao en la década de los 70 y los 80, por lo que el interés en conocer el modelo de reconversión y transformación urbana y cultural de Bilbao resulta especialmente interesante a la delegación de Biobío.

jueves, 2 de octubre de 2014

Veinte artistas suman sus conocimientos en ‘El Contrato’



Hace tiempo que el arte no entiende de departamentos estancos, hace tiempo que las disciplinas se buscan, se mezclan, se combinan, se conjuntan y, necesariamente, se enriquecen o enriquecen el conjunto. La suma potencia la creación, y eso lo tienen claro en Bulegoa zenbaki barik, el colectivo que ha promovido y comisariado El Contrato, una nueva experiencia creativa que cobra vida de la mano de la AlhóndigaBilbao, con la ayuda económica del BBVA.
El Contrato abarca un proyecto que comprende dos años y a su vez se divide en dos fases: un grupo de lectura y una exposición. Esta última se inauguró ayer y permanecerá abierta hasta el 11 de enero de 2015, en el propio espacio que se asienta, cada vez con más fuerza, en el centro de Indautxu.
La muestra está estructurada en torno a los temas tratados en 16 sesiones de lectura y reúne la obra de una veintena de artistas, así como un programa de cine, conferencias, performances y un nuevo grupo de lectura. El objetivo de El Contrato es “indagar cómo los acuerdos asumidos de manera tácita y generalizada condicionan las prácticas y los modos de hacer, estar y actuar”, avanzó ayer Beatriz Cavia, miembro de Bulegoa z/b.
Lourdes Fernández, directora de AlhóndigaBilbao, se mostró agradecida con todo el colectivo de Bulegoa y con los artistas (cerca de una veintena) que han tomado parte en este proyecto mestizo. “El proyecto nos interesó desde el principio. Nos plantearon hacer una residencia de un año, y la exposición que inauguramos hoy es fruto de todo el proceso que se ha dado en este tiempo. Ha sido un año de trabajo fructífero, y en este tiempo Bulegoa z/b ha sabido implicarse, también con el público de la Alhóndiga”,
ORÍGENES La génesis del proyecto se produce en abril de 2013, fecha en la que la oficina de arte y conocimiento Bulegoa z/b lo puso en marcha, en colaboración con Alhóndiga. En ese momento, se definieron también las dos fases que contempla el mismo: un grupo de lectura estable, que se reunió cada quince días, desde abril de 2013 hasta febrero de 2014, y la exposición que acoge AlhóndigaBilbao.
El Contrato pretende “indagar cómo los acuerdos asumidos de forma generalizada desde la modernidad hasta hoy en día condicionan la evolución de unas prácticas inscritas en las humanidades como son el arte, la historia o la teoría social”, aclaraba ayer en la presentación de la muestra Beatriz Cavia. En el dossier de prensa se abundaba en este aspecto señalando que “la pregunta es si es posible volver a negociar estos contratos establecidos sin caer en la indiferencia que se deriva del consenso; si es posible abordar críticamente la necesidad del pacto sin rendirse a un acuerdo obligado entre las partes”.
Así, en el grupo de lectura que ha promovido Bulegoa “se compartieron documentos diversos: ensayos, textos históricos, actas judiciales, conferencias, poemas, prosa, reseñas de cine, noticias, entrevistas, películas, registros en audio, y en sus sesiones se leyó en alto, se debatió y se realizaron ejercicios de escritura colectiva” que más tarde han dado sus frutos creativos, que son los que se exhiben en Alhóndiga. Tal y como explicaron sus comisarias, la muestra se estructura en doce partes, “tantas como sesiones de lectura celebradas”: escenificación del contrato social, contrato entre los cuerpos, contrato en las formas de producción, contrato como dispositivo, desmontaje del contrato, contrato entre teoría y práctica, desclasificación del contrato, contrato escrito y hablado, contrato pedagógico, la performatividad del contrato, el archivo como contrato y el contrato con el pensar.
ACTIVIDADES PARALELAS Pero la Sala de Exposiciones que alberga el renovado edificio de Ricardo Bastida no solo reúne la obra de una veintena de artistas (entre los que se encuentran Eulalia Abaitua, Jon Mikel Bilbao, Elena Aitzkoa, Asier Mendizabal, BADco, Josu Bilbao, Luca Frei -diseñador del espacio expositivo-, Arne Hendriks o Itziar Okariz, por citar algunos), sino que acoge una serie de actividades como conferencias, performances, un extenso programa de cine y un nuevo grupo de lectura. “Esta exposición pone en diálogo distintos medios artísticos -pintura, cine, escultura, fotografía, poesía, audio, teatro o danza- con los protocolos asumidos en el espacio expositivo y el espacio escénico”, apostillaron las comisarias de la muestra.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Metro Bilbao acoge una exposición del Festival de cine invisible 'Film sozialak'




El pasillo de la estación de MetroBilbao de la plaza Unamuno, en  el Casco Viejo bilbaino, albergará a partir de este miércoles y hasta  el próximo día 31 una nueva exposición del Festival de Cine Invisible  de Bilbao 2014, organizada por la ONGD KCD (Kultura, Communication y  Desarrollo). 
Las imágenes expuestas son fotogramas de algunas de las cintas  presentadas y que aspiran a ganar uno de los galardones que se  otorgarán en esta sexta edición. La semana principal del festival se  centrará del 17 del al 23 de octubre en Alhóndiga Bilbao. 
Este certamen cuenta, entre otros, con la colaboración de la  Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, la Dirección de  Igualdad y Derechos Ciudadanos de la Diputación Foral de Bizkaia y  del Area de Igualdad, Cooperación y Ciudadanía del Ayuntamiento de  Bilbao y Metro Bilbao.  

martes, 30 de septiembre de 2014

¿Qué pensaría Yoko Ono de estar exponiendo en un buque de guerra?




Nunca ha habido demasiadas dudas sobre que el Museo Guggenheim Bilbao, antes que una institución cultural es un instrumento desarrollista, una marca tan global como localista, un emblema comercial, paradigma de una de las últimas mutaciones de la sociedad de mercado: el capitalismo cognitivo. También nos resulta cada vez menos extraño que una institución financiada principalmente con fondos públicos y cuyos fines también deberían serlo, opere bajo formas y lógicas corporativas neoliberales y neocoloniales.

Pero aunque todas lo sepamos, el Guggenheim (en connivencia institucional) siempre ha puesto mucho celo en que esto se note lo menos posible, promoviendo su imagen como joya de la corona de la milagrosa transformación urbanística y económica (y por ende social) de Bilbao (y por ende de Euskadi). Por eso, podría parecer también normal que el Museo apenas cuente con departamento curatorial, pero que en cambio si posea una importante maquinaria al servicio del marketing y un potente brazo jurídico. Una manera de producir y proteger su legitimidad hegemonica, que esta no sea cuestionada.

A pesar de todo, en ocasiones, escándalos en la gestión o pequeños (grandes) gestos artísticos -desde un arte que aun resiste débilmente a su total instrumentalización y genera, ya no sabemos si anticuerpos o virus-, ponen en jaque a la institución, cuestionando, si no su legitimidad, si sus fundamentos éticos y morales. Y es en estos casos -en los ligados al propio arte- cuando la institución se desenmascara y muestra a las claras lo que es. Un lobo con piel de cordero, una fiera depredadora del propio arte, un soberbio instrumento de softpower que sólo tolera un arte domesticado (del que no importa tanto el contenido como que esté sometido a su lógica, dentro de sus límites, de su control), mero maquillaje chic consensual. Una máquina de guerra simbólica, dispuesta a descargar su fuego real sobre aquello que pretenda desvelar su simulacro.
La obra objeto de polémica, exhibida en la Grán Vía de Bilbao.
La obra objeto de polémica, exhibida en la Grán Vía de Bilbao.
El último caso que ha puesto en funcionamiento el brazo legalmente armado del Guggenheim Bilbao ha sido la obra de Paul McCarthy y Mike Bouchet, 'Offensive'. Una lona publicitaria de 2.000 metros cuadrados que, a modo de 'spin off' de la exposición de los artistas en Portikus de Frankfurt, ocupaba un emplazamiento principal en plena Gran Vía bilbaína. Una gran imagen invertida del Museo, representando un buque; pero no uno de esos mercantes antaño construidos en Abandoibarra y que supuestamente inspiraron a Gehry, sino un acorazado. Una metáfora sobre los intereses ocultos, políticos y económicos, que cada vez más (¿no siempre ha sido así?) sustentan y atraviesan el sistema del arte. Algo que ha molestado al Museo, quizá por considerarlo una dañina parodia, quizá por mostrar de manera excesivamente hiperrealista su reverso tenebroso.

Hoy, por efecto de la censura-legal corporativa, la lona ya no está. Visto lo visto, probablemente el Museo hubiese preferido dejar pasar el tema o manejarlo de forma más diplomática para evitar la amplificación comunicativa de la noticia a nivel internacional. Pero eso nos da lo mismo, es sólo un signo más de su torpeza (una torpeza que al menos abre fisuras). Lo que nos interesa es el arma de defensa-ataque que habitualmente utiliza el Guggenheim contra lo que le incomoda: la Ley de Protección Intelectual (LPI) y un posible abuso de derecho (o ejercicio antisocial del mismo). Así, la Fundación Guggenheim ha registrado el edificio como marca. Un subterfugio con el que pretende (parece que por ahora con éxito) no verse afectada por las excepciones que contempla la LPI, y más concretamente por su Artículo 35.2: Las obras situadas permanentemente en parques, calles, plazas u otras vías públicas pueden ser reproducidas, distribuidas y comunicadas libremente por medio de pinturas, dibujos, fotografías y procedimientos audiovisuales (y que también afecta al exterior de los edificios).